Perros que miran la tele: lo que revela el zapping sobre su cerebro
La ciencia explica por qué el comportamiento frente a la pantalla puede exponer ansiedad, deterioro mental o carencias emocionales en los animales. La voz de una especialista.
La Agencia de Noticias Científicas de la Universidad Nacional de Quilmes accedió a un trabajo, publicado en Scientific Reports, que representa el primer paso de una línea de investigación que pone el ojo —literalmente— en lo que miran los perros cuando ven televisión.
Silvia Vai es veterinaria y etóloga clínica. Hace años que escucha la misma escena, repetida en consultorios de toda Argentina. Perros que gruñen a la tele, que se le tiran encima, que se quedan mirando en silencio. En diálogo con la Agencia, lo dice sin vueltas: “Observar a un perro frente al televisor puede ser una forma nueva de conocerlo. No como entretenimiento, sino como escucha. Porque los perros, muchas veces, hablan con el cuerpo. Solo hay que saber leerlos”.
La pregunta parece salida de sobremesa con vino, anécdotas y tutores obsesionados: ¿qué ven los perros cuando miran la tele? ¿La entienden? ¿La procesan? ¿O solo reaccionan a luces y sonidos? En el estudio consultado, los científicos de la Universidad de Auburn, Alabama, decidieron responderlo. Recolectaron datos de más de 1200 perros reales, en casas reales, con televisores reales. Les preguntaron a sus tutores: ¿ladra cuando aparece un animal? ¿Sigue el movimiento con la cabeza? ¿Se queda quieto? ¿Pierde interés en segundos? ¿Aguanta más que vos frente a un documental de la BBC?
Y cruzaron todo eso con el C-BARQ, un cuestionario conductual que evalúa ansiedad, excitabilidad, miedos, fobias y tolerancia a ruidos. ¿El resultado? Lapidario: los perros no solo ven televisión, sino que también la interpretan. De hecho, su forma de mirar dice mucho más de lo que parece.
La pantalla como espejo
Los datos mostraron que los perros más atentos a la televisión comparten ciertos rasgos emocionales: son más sensibles, más reactivos, más ansiosos. “La conducta frente al televisor no es anecdótica. Es un comportamiento complejo, que refleja procesos cognitivos y sensoriales”, dice el estudio. Y va más allá: ese comportamiento puede cambiar con la edad o el estado del animal, lo que abre una posibilidad inquietante: usar el televisor para monitorear su salud mental.
Vai lo ve todo el tiempo. “Muchos tutores me cuentan que sus perros miran la tele. Algunos ladran, otros se asustan. No es casual. Tiene que ver con el entorno, la edad, la historia emocional del animal”.
En perros que viven encerrados, la tele es una ventana. En los que salen seguido, no tanto. Los jóvenes miran más: reaccionan a los sonidos, se enganchan con el movimiento. Y sí, algunas razas —más activas, más exploradoras— son carne de cañón para la televisión: ven un perro correr, un chico saltar, y se lanzan sobre la pantalla como si fuera un parque. “Incluso hay perros que se enganchan con los dibujos animados donde aparece otro perro. Creo que pueden leer gestos, aunque sea un dibujo. Perciben lo gestual, lo no verbal. Algo que les resulta familiar”, explica la especialista.
Pero no todo es tierno: algunos gruñen, ladran o embisten el televisor; otros se asustan con partidos de fútbol, asocian el gol con el grito, y el grito con el miedo. Hay perros que se excitan tanto que giran sobre sí mismos, se persiguen el rabo, gimen o tiemblan. Eso no es gracioso, sino que constituye un síntoma. “El comportamiento frente a la tele puede ser una señal de alerta. Si hay reacciones desmedidas, si cambia el interés, si hay miedo a sonidos o movimientos, hay que consultar a un veterinario especializado en etología clínica”, advierte Vai.
Diagnóstico con control remoto
Siguiendo esta línea, el trabajo consultado también revela algo más sutil: la televisión podría ser un termómetro emocional. Un perro que antes se enganchaba y ahora no, quizá no está madurando. Quizá está perdiendo capacidades sensoriales, como la vista o el oído. Tal vez, incluso, empieza a envejecer sin que nadie lo note. “He visto perros que dejaron de mirar la tele y, tiempo después, presentaron otros signos de deterioro cognitivo”, confirma la especialista. El televisor no es un instrumento médico, pero puede funcionar como una señal temprana.
¿Moraleja? La próxima vez que su perro se quede hipnotizado frente al televisor, no lo grabe para Instagram. No lo subestime. Siéntese a su lado, mire con él y pregúntese, en serio, qué está viendo su perro que usted no ve. Porque, tal vez, mientras algunos hacen zapping para tapar el vacío, ellos están intentando entender el mundo. Sin palabras. Con el hocico quieto y los ojos abiertos, como si adentro de esa pantalla hubiera algo suyo. Algo importante.
Porque lo hay.