El título, que Demarco peleó con convicción, es pronunciado por quien ha partido. “Quería que ese mensaje quedara claro: que el amor sigue, que quienes amamos nos siguen acompañando de otra forma”, sostiene. Esa premisa resuena en cada página, donde mariposas, canciones, cuentos y brisas evocan la presencia amorosa de los ausentes.

El libro, que fue uno de los más buscados en la reciente Feria del Libro y que ya entró en reimpresión a menos de mes y medio de su lanzamiento, confirma la necesidad de hablar del dolor con los más chicos, pero desde un lugar de consuelo y belleza. “Es un libro que, a mí, me da mucha paz”, admite su autora.

Una historia nacida del duelo, convertida en abrigo

Demarco relata que la escritura de este cuento le llevó muchos años y que surgió tras transitar pérdidas profundas desde muy chica: desde sus primeras mascotas, hasta el fallecimiento de su mejor amiga en la adolescencia, su padre, su abuela y una tía muy cercana. “Al principio sentí enojo y una tristeza enorme. Pero con el tiempo entendí que fui muy afortunada de haber tenido personas tan amorosas en mi vida. Y hoy siento, de verdad, que siguen estando conmigo”, confiesa.

“Acá estoy” no contradice ni impone ninguna creencia religiosa, lo cual lo vuelve un recurso valioso para acompañar duelos en distintos contextos. Su delicado equilibrio entre emoción y contención, y su lírica reconfortante, lo convierten en una herramienta sensible y respetuosa para tratar un tema que, aunque doloroso, atraviesa todas las edades.

Con más de diez títulos publicados en Argentina, España, Colombia, México y Perú, Magela Demarco vuelve a conmover con una obra valiente, que nace desde la herida y se convierte en abrigo. Un recordatorio de que la ausencia también puede estar llena de presencia.

El texto contó con la supervisión de la licenciada en Educación y terapeuta holística Ivana Rugini y el psicólogo y constelador Guido Roldán, al igual que la guía de actividades que se puede descargar del código QR que está en la contratapa del libro.